
Nos encontramos en plena celebración del Año Santo 2025 convocado por el Papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”. En este marco, el sábado 27 de septiembre tuvo lugar un acontecimiento muy especial en la Catedral de Murcia: el Jubileo del Mundo Educativo.
Además, durante esa intensa mañana, todo el Profesorado de Religión Católica de la Diócesis de Cartagena recibió la Missio Canónica, un gesto que simboliza el envío del obispo para ejercer su labor educativa al servicio de la Iglesia, en los distintos centros de la Región de Murcia.
1.- ¿En qué consiste el Jubileo de los Educadores?
La idea de partida es sencilla pero profunda: reconocer y agradecer la enorme misión de quienes educan. No se trata solo de quienes enseñan en el aula, sino de todos los que participan en la formación de las nuevas generaciones: familias, profesores, instituciones educativas y todo el personal que hace posible la tarea de educar.
Este Jubileo no es únicamente un encuentro religioso: es también un gesto de confianza en la Educación como fuerza de cambio social. Se quiere subrayar que educar no es únicamente transmitir conocimientos, sino también ayudar a pensar, a convivir, a crecer en valores y a descubrir un propósito en la vida. Por eso, el Jubileo del Mundo Educativo invita a mirar la enseñanza como una fuente de fraternidad, justicia y paz.
Lo que se busca es renovar la esperanza de los docentes en medio de los desafíos actuales: pantallas, polarización, crisis de sentido... El mensaje es claro: la Educación sigue siendo una de las tareas más nobles y transformadoras, porque apuesta por el potencial de cada ser humano y lo acompaña a florecer.
2.- El desarrollo de la jornada jubilar
En el marco del Jubileo de la Esperanza, la jornada comenzó con la estación jubilar en la Parroquia de San Bartolomé de Murcia, y continuó con una peregrinación hasta la Catedral. Este acto puso de relieve el compromiso de los docentes con la formación integral de los jóvenes, la transmisión de valores cristianos y la construcción de una comunidad educativa fraterna.
Al llegar a la Catedral se celebró una Eucaristía que fue presidida por Mons. D. José Manuel Lorca Planes.
En la homilía D. José Manuel, dirigió unas palabras de gratitud y aliento a los docentes de Religión, recordándoles que, aunque su tarea se desarrolla en medio de un ambiente marcado por la secularización, el ateísmo práctico y las dudas de fe, su labor es esencial y llena de sentido.
Reconoció que estas dificultades pueden generar cansancio o incertidumbre, pero las presentó como oportunidades para vivir y transmitir la esperanza cristiana. Invitó a los docentes a ser “constructores de unidad y de paz”, capaces de discernir la realidad y ofrecer propuestas que fortalezcan la fe y la fraternidad en la comunidad educativa.
Les recordó que su misión va más allá de transmitir conocimientos: se trata de acompañar a los jóvenes en su crecimiento humano y espiritual, mostrándoles el amor de Cristo con cercanía y testimonio. Finalmente, los animó a confiar en la acción del Espíritu Santo, a no dejar que se apague la ilusión, y a mantenerse firmes en la certeza de que su trabajo -aunque a veces poco reconocido-, es un verdadero servicio a la Iglesia y a la sociedad porque ayuda a formar personas completas y con valores sólidos.
Antes de concluir la celebración de la Misa, se rezaron las preces jubilares y la oración jubilar, reforzando así el carácter solemne y comunitario del acto.
3.- Homenaje a maestros y profesores de Religión Católica
Un año más, al finalizar la Misa, todos los docentes pasaron al Claustro del Palacio Episcopal en donde tuvo lugar otro emotivo acontecimiento:
- El homenaje a aquellos maestros y profesores de centros públicos dedicados a la enseñanza de Religión Católica tanto en Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato, que este curso cumplen 25 años de servicio.
- El reconocimiento especial a aquellos que se jubilan, tras una vida profesional dedicada a la Enseñanza Religiosa Escolar.
- Y, por primera vez, el homenaje a once centros educativos concertados de la Región, que que cumplen más de 100 años de trayectoria educativa.
En la presentación de este acto, el Delegado Episcopal de Enseñanza, D. José Ruiz, señaló que vivimos en un mundo dominado por las pantallas y la polarización, donde muchas veces parece que solo lo que aparece en ellas existe. Frente a esa realidad recordó que la Educación cristiana, tiene una misión esencial que no puede perderse: enseñar a pensar críticamente, actuar éticamente y vivir con propósito.
El mensaje central fue de esperanza y ánimo: aunque vengan turbulencias y desafíos, siempre hay un “fondo bueno” en cada ser humano, un potencial que merece ser reconocido y cultivado. Como Jesús, se trata de mirar más allá de la situación o el pasado de una persona y descubrir lo mejor que lleva dentro.
La invitación final fue clara: no desesperar, afrontar el nuevo curso con valentía, profesionalidad y fe, confiando en que la tarea educativa tiene un sentido profundo y transformador.
Para concluir…
Finalizo este breve artículo invitando a todos los docentes, en particular, y a la comunidad educativa, en general, a renovar su compromiso con la Educación Integral, confiando en que, con paciencia, amor y esperanza, cada alumno pueda descubrir su potencial y contribuir a un mundo más justo y fraterno. Que esta renovación de compromiso sea también un reflejo del espíritu del Jubileo, recordándonos que educar es sembrar esperanza en cada corazón.
Diego Jesús Romera González

























